
Archivo para junio 2006
Eternos los buenos jugadores – Victoria L.Aristizabal Leave a comment

Rosas y espinas – Skorpiona. Leave a comment

Lucía – Humberto. Leave a comment

LUCÍA
Lucía palidece por la noche
y vuelve a su color durante el día;
en la tiniebla se destierra al llanto
y reaparece al alba, con la risa;
va del umbroso polo de la muerte
al extremo radiante de la vida.
Los ajenos misterios de su vida
umbríos son como la oscura noche,
su espíritu es santuario de la muerte
y es ánfora también de luz del día,
de una fúnebre flauta tiene el llanto
y de un ángel en éxtasis la risa.
El quieto mundo de su clara risa
cual Sísifo se entrega a amarga vida;
su consigna indeleble será el llanto
al ir por las veredas de la noche.
Al reavivarse en la ilusión del día
no sentirá el masaje de la muerte.
Dios no explica las formas de la muerte
al ángel prisionero de la risa;
un remedo de luz le da en el día
y a eso quiere que le llame vida.
Cual madreselva de la tibia noche
Lucía perfuma el orbe con su llanto.
Lucía es devorada por el llanto
cerca del ojo oculto de la muerte,
es un drama de angustias en la noche
y una farsa en el día con su risa,
su alma es ying-yang en esta vida
también ambigüedad de noche y día.
Su completa impresión de habitual día
tiene marcada con euforia y llanto,
porque sabe el destino de su vida
teme al abrazo frío de la muerte,
el pesar del fantasma de su risa
se agiganta en la estrella de su noche.
Sonámbula en la noche y en el día
con el remedio de su risa o llanto
no busca muerte ni desea vida.
Humberto
Hola ángel amado. Leave a comment

Hola Angel Amado
Buenos días Amor de mi Alma…
Estoy en el Universo, esperando tu encuentro…
Ámame como te Amo…
Siénteme como te Siento…
Mi Sueño mas profundo eres Tu…
Mi Secreto mas intimo eres Tu…
Mi Deseo mas grande es tenerte entre mis brazos…
Autor desconocido por mí.
Bendito sea el mundial con que soñamos. Leave a comment

Papito…cuanto te quiero. 1 comment

El día que mi Hija nació, en verdad no sentí gran alegría. Por que la decepción que sentía parecía, ser más grande que el gran acontecimiento que representa tener una hija.
¡Yo quería un varón!
A los dos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres, una lucía pálida y agotada y la otra radiante y dormilona.
En pocos meses me dejé cautivar por la sonrisita de mi Carmencita y por la infinita inocencia de su mirada fija y penetrante, fue entonces cuando empecé a amarla con locura. Su carita, su sonrisita y su mirada no se apartaban ni por un instante de mis pensamientos, todo se lo quería comprar, la miraba en cada niño o niña, hacía planes sobre planes, todo sería para mi Carmencita.
Este relato era contado a menudo por Randolf, el padre de Carmencita y Yo también sentía gran afecto por la niña que era la razón más grande
para vivir de Randolf según decía el mismo.
Una tarde estaba mi familia y la de Randolf, haciendo un picnic a la orilla de un río cerca de casa y la niña entabló una conversación con su papá, todos escuchábamos: Papi,… cuándo cumpla quince años ¿Cuál Será mi regalo?.
-Pero mi amor, si apenas tienes diez añitos,
¿No te parece que falta mucho para esa fecha?
Bueno papito,… tu siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí. La conversación se extendía y todos participamos de ella. Al caer el sol regresamos a nuestras casas.
Una mañana me encontré con Randolf enfrente del colegio donde estudiaba Carmencita quien ya tenía catorce años.Randolf se veía muy contento y la sonrisa no se apartaba de su rostro. Con gran orgullo me mostraba las calificaciones de Carmencita, eran notas impresionantes, ninguna bajaba de diez puntos y los estímulos que les habían escrito sus profesores eran realmente conmovedores, felicite al dichoso papá.
Carmencita ocupaba toda la alegría de la casa, en la mente y en el corazón de la familia, especialmente en el de su papá.
Fue un Domingo muy temprano cuando nos dirigíamos a misa, cuando Carmencita tropezó con algo, eso creíamos todos y dio un traspié, su papá la agarró de inmediato para que no cayera…Ya instalados en la iglesia, vimos como Carmencita fue cayendo lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento.
La tomamos en brazos, mientras su papá buscaba un taxi hacia el hospital.
Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija padecía una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, qué debía practicarle otras pruebas para llegar a un diagnóstico firme.
Los días iban pasando, Randolf renunció a su trabajo para dedicarse al cuidado de Carmencita, su madre quería hacerlo pero decidieron que ella trabajaría, pues sus ingresos eran superiores a los de él.
Una mañana Randolf se encontraba al lado de su hija, cuando ella le preguntó:
-¿Voy a morir, no es cierto? ¿Te lo dijeron los doctores?
– No mi amor…no vas a morir, Dios que es tan grande, no permitiría que pierda lo que más he amado sobre este mundo, respondió el padre.
-¿Van a algún lugar?
¿Pueden ver desde lo alto a su familia?
¿Sabes si pueden volver? preguntaba su Hija.
– Bueno hija,… en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo sobre eso, pero si yo muriera, no te dejaría sola, estando en el mas allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en última instancia utilizaría el viento para venir a verte.
-¿Al viento? ¿Y cómo lo harías?
-No tengo la menor idea hijita, solo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo, cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.
Ese mismo día por la tarde, llamaron a Randolf, el asunto era grave, su hija estaba muriendo. Necesitaban un corazón, pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días más. ¡UN CORAZÓN!
¿Dónde hallar un corazón?
¡Un corazón!
-¿Dónde Dios mío?
Ese mismo mes, Carmencita cumpliría sus quince años. Y fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, una esperanza iluminó los ojos de todos,
las cosas iban a cambiar.
El Domingo por la tarde ya Carmencita estaba operada, todo salió como los médicos lo habían planeado. ¡Éxito total! Sin embargo, Randolf todavía no había vuelto por el hospital y Carmencita lo extrañaba muchísimo, su mamá le decía que ya todo estaba muy bien y que su papito sería el que trabajaría para sostener la familia.
Carmencita permaneció en el hospital por quince días más, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte y así lo hicieron.
Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá y su mamá con los ojos llenos de lágrimas le entregó una carta de su padre:
"Carmencita, hijita de mi corazón: Al momento de leer mi carta, ya debes tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la promesa que me hicieron los médicos que te operaron. No puedes imaginarte ni remotamente cuanto lamento no estar a tu lado en este instante.
Cuando supe que ibas a morir, decidí dar respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenias diez añitos y a la cual no respondí. Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás haría por mi hija… Te regalo mi vida entera sin condición alguna, para que hagas con ella lo que quieras.
¡¡Vive hija!!
¡¡Te amo con todo mi corazón!! "
Carmencita lloró todo el día y toda la noche; Al día siguiente fue al cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá; lloró como nadie lo ha hecho y susurró:
" Papi,… ahora puedo comprender cuanto me amabas yo también te amaba y aunque nunca te lo dije, ahora comprendo la importancia de decir "Te Amo" y te pediría perdón por haber guardado silencio tantas veces ".
En ese instante las copas de los árboles se mecieron suavemente, cayeron algunas hojas y florecillas, y una suave brisa rozó las mejillas de Carmencita, alzó la mirada al cielo, intentó secar las lagrimas de su rostro, se levantó y emprendió regreso a su hogar.
Si este mensaje tocó tu corazón, envíalo a tus mejores amigos como señal de tu amistad, en estos momentos aunque yo estoy llorando, decidí compartir esto contigo y decirte: Por favor nunca dejes de decir "TE AMO" No sabes si será esa la ultima vez…
Autor desconocido por mí.
Tus palabras – Sergi P.Castañeda. Leave a comment

Hay una mujer – Ramón Ángel Jara. Leave a comment

Hay una mujer que tiene algo de Dios
Una mujer que siendo pobre
Ramón Ángel Jara.
Sin tu consentimiento – Morfeo. Leave a comment

Sin tu consentimiento.
Hoy tocando las teclas de mi vida,
recorriendo cada unade sus notas,
si, hoy, aunque no me creas,
aún cuando en este poco tiempo
jamás te mentí,se volvió asomar
el recuerdo de la noche serrana
cuando te conocí y estos poemas encontraron
el canto de la musa consentida
para arrancar las capas de mi piel
y amarte.
Beso tu cuerpo bravío que transporta
los aromas internos que degusta el corazón,
ese cuerpo comulgando con el alma
que encierra el hechizo,que sin tu consentimiento,
dejaste en mi latir.
Muy cerca ahora,
escucho tu mirada hablarme,
la sonrisa escribiendo un tierno verso
y en cada rincón cae la oración que dice gracias,
hoy caen las letras para decirte,
sin tu consentimiento, otra vez más
te amo.
Morfeo
Erase una niña – Elbayortiz. Leave a comment

de pobre ropaje y desnudos pies
que entre la basura que tira la gente
busca su sustento, busca que comer En su sucio rostro se enmarcan los llantos
y en sus triste ojos de mirada opaca
se refleja el miedo del que nada tiene,
del vivir sin nada, del que no reclama
Y en su flaco cuerpo, espejo de huesos
se han ido marcando caminos de muertos
y la triste niña de manitas sucias
entre la basura busca su sustento
Y razga y escarba en el basurero
a ver si encuentra algo de alimento,
que calme su hambre y el dolor del vientre,
y un poco de alivio brinde a su tormento
Ay, mi pobre niña de carita triste
tu dolor me duele y me causa heridas
lastima mi alma y nace mi bochorno
por todos los seres que hay en esta vida
que de hambre mueren, faltos de comida.